Libro: Le Corbusier - Análisis de la forma
A pesar de este ser un libro muy técnico sobre arquitectura, enfatiza la idea escrita en el artículo pasado, [FYI-01], sobre los artistas de profesión y la forma en la que abordan los proyectos de una manera exageradamente premeditada, guiándose no por ideas espontaneas, si no por una red de fracciones, ritmos y direcciones. Construyendo un lenguaje personal con el que es más fácil y rápido concretar ideas y evolucionar como artista en cualquier disciplina artística.
En el blog [FYI-01] escribí sobre el libro del pintor Salvador Dalí y su obsesivo análisis en la pintura: El Ángelus. Ahora escribo sobre el libro del contemporáneo de Dalí, el padre de la arquitectura moderna: Le Corbusier.
El libro analiza la forma matemática y estructurada en la que Le Corbusier abordaba cada proyecto, trazando sobre el terreno una serie de direcciones y tramas similares a las que un pintor traza sobre su lienzo.
Y, para hacer costumbre, aquí la pregunta de este blog:
Si el arte es estructurado, premeditado y matemático, ¿por qué no todo lo artístico es ortogonal, cuadrado y/o simétrico?
En realidad, si lo es, pero el artista tiene dos tareas:
Como artista: ocultar la obviedad de lo aprendido representado en su obra, evitando caer en soberbia queriendo demostar que sabe.
Y la tarea del artista como espectador es: saber leer entre líneas la obra ajena para encontrar lo oculto y aprender.
Pongo un ejemplo más claro, hace unos años inicié en la escultura. Compré libros, investigué sobre anatomía, estudié otros artistas y al mismo tiempo iba acompañando lo teórico con la práctica, haciendo mis primeras "cabezas" o bustos como se les conoce.
Yo, tropezándome con mi poca experiencia, esculpía lo que observaba en otros rostros, como arrugas de expresión, músculos, pómulos, venas, contornos de la nariz, etc. Solo para darme cuenta después que eso que recién había aprendido -y que plasmaba en mis esculturas, demostrando que sabía-, era precisamente la señal de lo principiante que era.
Analizando otros artistas, como al escultor Javier Marín, entendí que él hace lo contrario: difumina sus trazos en la escultura, borra la obviedad de un músculo o de una arruga para que la pieza deje de ser un conjunto de decisiones y funcione como una unidad. En otras palabras: que funcione como un cuerpo y no un grupo de "chingo de músculos y un chingo de dedos".
La "forma" del arquitecto Le Corbusier era impecable, todas sus decisiones en un proyecto trabajan como una unidad. Difumina los elementos individuales, integrándolos en un sistema que funciona como máquina para el usuario; guiando al usuario por un recorrido mientras habita el espacio. En sus palabras él lo llamaba (y cito a chat gpt): "Une maison est une machine-à-habiter". Esto se traduce al español como: "Una casa es una máquina para vivir".
A menos que seas el Barroco o el Art Novou, ahí si lúcete con el detalle como individual. El verdadero dominio artístico no está en mostrar todo lo que sabes, sino en integrar ese conocimiento de forma tan unificada que desaparezca la obviedad.


